Cuando Lawrence Lessig creó en 2001 Creative Commons, muy pocos podían imaginar siquiera la posibilidad de flexibilizar los derechos de autor, pero sin embargo, la necesidad estaba presente. Con el fin de promover tipos de licencia de autor que tienen una forma más flexible y razonable, e intentar reducir las barreras legales de la creatividad, este proyecto se ha convertido en uno de los estandartes de la difusión del conocimiento de forma libre, así como del software libre (de donde también se inspiraron, mediante las licencias GPL o General Public License), que no es más que un caso particular de lo anterior.
Sin duda, desde la licencia más permisiva (únicamente el reconocimiento del autor de la obra) hasta la más restrictiva (reconocimiento sin posibilidad e modificación ni fines comerciales), toda persona que haya creado algo, puede encontrar con Creative Commons la forma de difundirlo libremente, sin perder por ello el reconocimiento.
Actualmente, el reto más importante de este proyecto se centra en adaptar las diferentes alternativas de licencias a la legislación de cada país, y traducirlas al mayor número de idiomas posible, para la comprensión de todo usuario potencial. Este proceso lo lleva a cabo el proyecto Creative Commons International.
De esta forma, más que una alternativa al Copyright, nos encontramos con un sustituto en potencia, que amplía la gama y las posibilidades de proteger los derechos de autor. En mi opinión, gracias a Creative Commons, veremos un aumento de la creatividad y la difusión del conocimiento, que en parte paliará los efectos comentados en entradas anteriores y que espero que relegue a un segundo plano al Copyright.
sábado, 8 de mayo de 2010
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario